Trini
Hola Manuela!
Necesitaba decirte GRACIAS. Hace poco más de un año que comenzamos esta travesía. Nunca pensé llegar tan lejos porque nunca he tenido más de dos sesiones de terapia con el mismo terapeuta. Ya de adolescente les contaba lo que sabía que querían escuchar y ellos me llamaban madura y acallaban los temores de mi madre. Pero yo sabía que no habían sabido ver más allá de lo que demostraba o decía.
En fin que contigo llevo más de un año aunque mi barquito me lo hayas dado el mes pasado 🤣🤣 Un año después de comenzar. Es amarillo. Me costó elegirlo porque también me atraía el turquesa. Pero siempre elijo azules aunque me atraiga el amarillo. Creo que el ⛵ me lo diste en el momento justo. Cuando puedo apreciar, reflexionar, pensar...
Llegué a tu consulta sintiéndome vacía, sin fuerzas, rota. Ese era el sentimiento. Me veía como los trozos de cristal que se desparraman por el suelo al tirarlos. Antes fueron un plato, una figurita, un jarrón... Pero tras la caída solo son múltiples pedacitos. Los trozos eran tan pequeños que no los podía pegar. Tampoco quería ni podía hacerlo. No sé trataba de recomponer un puzle. Eran trozos de vida que me estaban pasando factura eso lo tenía claro.
Rota y vacía. Así me sentía cuando nos conocimos. Ese primer día me dijiste: "Que lo urgente no te impida ocuparte de lo importante". Que curioso, en enero una compañera me había regalado una camiseta de Mafalda con esa frase. (me encanta Mafalda y tiene mi edad 😂) . En su momento no la entendí pero cuando salí de tu despacho le encontré sentido aunque no solución.
Lo segundo que recuerdo de nuestro primer encuentro es que cuando ya me iba me señalaste el barquito y preguntaste qué me sugería. Que voy a iniciar un viaje, creo que respondí. No te incluí, no mencioné el puerto de llegada, no te dije que esa travesía tendría tormentas y días de sol y calma... No lo dije porque con lo cotorra que soy, en ese momento solo sentía silencio.
Cuando retomamos en septiembre, mi padre había fallecido 3 días antes y su partida, aunque dolía demasiado, me había quitado un peso de mi mochila y me había dado algo de paz. Le di mi amor, y recibí el suyo, disfruté de su compañía y de algún modo me despedí.
He pasado unos meses muy duros. En terapia salto de un tema a otro y no paro de hablar. No sé cómo haces para recordar todo. Agradezco que no tomes nota ni te sientes tras tu escritorio. Agradezco que compartas tus cosas y sobre todo tu cariño. Agradezco tu respeto por hacerme sentir que llevo timón.
Ahora estoy en otro momento. Llegó sin desearlo y sin esperarlo. Me sentí enfadada por tener que priorizar lo urgente. Pero las cosas pasan por algo y seguro que éste es el momento de vivir lo que la vida me pone.
Ya no revivo el miedo, ahora lo siento. Ha vuelto la angustia a instalarse en mi pecho. No tengo ni fuerzas ni ganas pero una vez más debo levantarme y luchar.
Pero esta vez no quiero pintar sonrisas que no siento ni crear fortalezas de cristal. No quiero refugiarme en puertos que acallen mis temores, ni alfombras bajo las que ocultar mis trozos. Sé que soy fuerte pero no estoy fuerte. Sé que podría levantarme y ponerme mi armadura pero no la quiero. Sé que tengo que caminar con Alejandro pero no quiero olvidar que tengo que encontrar mi camino, mi faro, mi puerto. Es hora de que cada cual viva su vida y ande en sus zapatos. No lo voy a abandonar y si fuese necesario le llevaré en brazos pero no quiero abandonar esta travesía. Aunque no tenga un puerto de destino deseo y necesito seguir navegando.
Gracias Manuela por acompañarme y guiarme. Por saber hacerlo casi sin que se note. Por dejarme saltar de vivencia en vivencia y saber establecer las conexiones. Gracias por estar en mi vida.
Trini.