A veces sentimos que no podemos parar, que la vida tira de nosotros y que no podemos detenernos. Entramos en la inercia del movimiento, de las responsabilidades y no tenemos el timón. Parece que delegamos en las obligaciones, en las circunstancias, en las personas, la responsabilidad de cuidarnos, de sentirnos, de conectar con nosotros.
¿Cuándo nos detendremos ? ¿ A qué esperamos? ¿Por qué permitimos que los ritmos los marquen otros y no nosotros?
Asumir mi rumbo, supone mas responsabilidad y aparecen los miedos. Prefiero culpar a las circunstancias que admitir que soy yo el que marca el ritmo. Todo es una elección, dónde hay renuncias también.
” Y llega el día en el que uno es responsable de la vida que quiere vivir, con quienes estar, hacía dónde ir y a qué ritmo caminar.”