Ayer fue un día largo. Empecé con un seminario sobre la terapia de pareja. Muy enriquecedor, reflexivo y crítico sobre nuestra concepción de pareja, un grupito pequeño pero una multitud en afectos. Alguien amarillo hizo una reflexión que me encantó y decía: ” En el proyecto de pareja decidimos que somos dos, nos ofrecemos fidelidad y compromiso, una elección monógama, pero ¿los deseos son monógamos?, me gusta la idea de monogamia,  pero con deseos libres. ” ¿Acaso podemos renunciar a nuestros deseos?  Me hizo reflexionar sobre nuestros deseos, ellos son libres y podemos dejar que fluyan con libertad, o con que transcurran con miedo y enjaulados. Vivimos en un jardín con flores y podemos disfrutar de sus colores, formas, olores. La sensación de libertad en una pareja es indispensable para que corra el aire entre ellos, para que el oxígeno no se acabe y la frescura de la relación pueda mantenerse. Considero que la libertad en una pareja puede ser un antídoto para muchas de las enfermedades que carcomen a las parejas y a las relaciones en general.  Las vivencias que vamos teniendo, nuestros modelos de padres, nuestras primeras relaciones, van marcando una consistencia y un estilo de vivir, de relacionarnos, de elegir, etc. Parece que nos sentimos culpables de admirar, de sentirnos atraídos o seducidos por alguien mas que no sea la pareja. Una cosa es el deseo y otra la acción. Podemos ser libres de sentir y ser responsables de hacer. Después de este debate tenía una boda y me reía de la ironía de estar hablando de la terapia de pareja en la mañana para luego ir a una celebración de compromiso y unión.

La boda fue linda y emotiva. Una elección de pareja, un proyecto en común que nos va ayudando a transformarnos y algunas veces podemos continuar pedaleando juntos o en otras cada uno por separado. Me ilusiona ver una pareja enamorada, con ganas de emprender un viaje juntos, de creer en la suma, en la unión.

Una amarilla citó algo muy lindo, pues comparaba la bicicleta con la forma de abordar la pareja. Transcribo sus palabras pues me parecieron mágicas.

“Podría decirnos que casarse y comprometerse es como ir en bicicleta: Hace falta mantener el equilibrio a pesar de los baches, mirar siempre hacia delante, pararse en los semáforos en rojo y permitir que el viento nos acaricie la cara, con esa sensación mágica de que siempre podemos ser libres” María Henríquez Betancor (www.mariahenriquez.com)

Curiosamente estas dos personas, en el seminario de terapia de pareja  y en la boda, son dos personas que han llegado a mi vida, me la han llenado de sorpresas, de cosas lindas, me han ayudado a crecer, me ayudan a reflexionar y a ilusionarme cuando dejo de creer. Les digo mis amarillos, porque cuando leí el mundo amarillo de Albert Espinosa, ellos representan a esos amarillos que nos tropezamos en la vida. Ellos hablaron en los dos lugares de libertad, y es verdad con ellos siento aire fresco, sensación de libertad,  gracias amarillos.

” AMARILLO: Definición: Dícese de aquella persona que es especial en tu vida. Los amarillos se encuentran entre los amigos y los amores. No es necesario verlos a menudo o mantener contacto con ellos. La forma de relacionarse con los amarillos es el cariño, la caricia y el abrazo. Consigue privilegios que antes estaban en posesión sólo de la pareja.” (134) Espinosa, El mundo amarillo.

En la pareja no debe faltar ese color, ese amarillo para sorprendernos, para hacernos sentir libres, para enriquecernos con quienes nos encontramos en nuestro camino, quienes nos muestran el camino cuando no se cual es el rumbo, esas sumas que nos van aportando mas luz. ” Honro hoy a todos mis amarillos pues creo que con ellos mi estilo de vida en pareja es mucho mas libre, saludable y feliz.

Ayer me di cuenta de la importancia del amarillo en la pareja, una pareja amarilla, con sueños amarillos y con deseos amarillos. ¡ Que viva el amor amarillo!